


Necesitaba nuevos extraños para contarles todo lo que la otra madrugada me chocó. Y, aunque me fui de viaje y conocí un montón de gente, nunca dije mucho.
Hice mucho, sí: bailé en la barra, me chapé al globo terráqueo, nadé con tortugas y pedí trabajo en el bar a las 4 am.
Contener las palabras en mi cuerpo me hizo notar que la ‘amistad’ es solo un concepto más para justificar nuestra cercanía a ciertas personas y que, que la otra madrugada P me haya dicho que 5 años de conocernos no significaba que fuésemos amigos, me tenía ahuevada porque no entendía entonces el significado de nuestra proximidad.
Le expliqué todo esto al chico menos borracho que encontré por la piscina, pero resultó un inglés pito que solo quería tirar.
– Ana Iherina para soliloquiaa.com –